Boletín digital de la

1. A un año del terremoto en Haití: Las deudas de las "democracias"

2. Video en solidaridad con Haití de la Articulación Continental de Movimientos hacia el Alba – Capítulo Argentina

3. Haití no anda solo

4. La Casa Popular Vientos del Pueblo no se toma vacaciones en enero y febrero.

5. FMI: escuchanos en Radio La Tribu


1. A un año del terremoto en Haití

Las deudas de las “democracias”

El 12 de enero, se cumple un año del terremoto de Haití, la “tierra de montañas” según su nombre indígena. El terremoto no fue la primera catástrofe, sino una manera brutal en que se exhibió la acumulación de desastres -para nada naturales-, que los gobiernos imperialistas de Europa y EE.UU., y los gobiernos subordinados a los mismos de América Latina, han provocado durante varios siglos, desde el momento en que Cristóbal Colón descubrió a partir de su llegada a estas tierras, el territorio que proveería de riquezas al capitalismo naciente en Europa. El terremoto mostró brutalmente la imprevisión de todas las políticas montadas durante siglos de coloniaje, y especialmente, la incapacidad de la fuerza de ocupación multinacional: la MINUSTAH –Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití-, para resolver los problemas sociales generados por el saqueo y el abandono. No sólo incapacidad, sino algo peor: la MINUSTAH fue vehículo para nuevos desastres, para nuevas muertes, para hacer a Haití un país cada vez más débil y subordinado a los poderes transnacionales y a los países imperialistas. El pueblo haitiano viene pagando de manera dolorosa el hecho de haberse constituido, a partir de la declaración de la independencia el 1° de enero de 1804, en la primera nación libre americana, y en la primera república negra del mundo. El ejemplo libertario, que denunciaba las políticas coloniales, racistas, depredadoras, fue duramente castigado. Dejando de lado sus rivalidades, Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, actuaron desde un comienzo para estrangular la revolución libertaria y antiesclavista. Para lograr su reconocimiento diplomático, luego de 21 años de aislamiento, Haití fue obligada a recibir un préstamo de un banco francés –designado para pagar indemnizaciones a los propietarios de las plantaciones francesas por la “pérdida de sus bienes” (lo que incluía a los esclavos liberados)- contrayendo una deuda que ascendió a 150 millones de francos (21 mil millones de dólares). En 1915, la invasión de EE.UU. restableció la esclavitud. En ese año, el 80 % de los ingresos estatales fueron destinados al pago del servicio de la deuda, que sólo se terminó de pagar en 1947. A ésta siguieron otras invasiones norteamericanas, y la última –la que habilitó el ingreso de la MINUSTAH-, con la presencia de tropas latinoamericanos posteriormente, sirvió para ocupar el territorio haitiano desde julio del 2004. ¿Cuántas veces pagará Haití el precio de su libertad? Desde su instalación en Haití, fue denunciada muchas veces la intervención militar de la MINUSTAH, como causante de torturas, asesinatos y violaciones a la población haitiana. Represión a manifestaciones populares, violación de mujeres y niñas. También fue denunciada su inacción frente al terremoto, y aún más, la utilización de los recursos que llegaban como solidaridad, para el abastecimiento de las tropas. La respuesta dada por la MINUSTAH frente al terremoto, fue el aumento de la militarización, y la transformación del territorio en una enorme base militar. Muy poco se hizo para paliar la situación de una población, en el contexto en el que la mayor parte de la infraestructura quedó destruida, se perdieron más de 220 mil vidas, y un millón 600 mil personas vivieron desde entonces en 1300 campamentos improvisados, con precarias condiciones sanitarias. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en los últimos cinco meses, medio millón de desplazados haitianos abandonaron los campamentos de desplazados que ocupaban desde el terremoto, por la dificultad de vivir en carpas que no resistían las intensas lluvias, y por el temor a contraer cólera. También se denunciaron violaciones de mujeres y niñas en esas condiciones de indigencia. Sin embargo, más de un millón de haitianos y haitianas permanecen todavía en esos asentamientos. La población haitiana responsabiliza también a la MINUSTAH de ser la portadora de la epidemia de cólera, que ha provocado desde mediados de octubre la muerte de más de dos mil personas, habiendo también 100 mil afectadas. Esta versión fue confirmada por la investigación realizada a pedido del gobierno de Francia por el epidemiólogo de ese país, Renaud Piarroux, quien concluyó que la bacteria causante del cólera llegó a suelo haitiano con el batallón nepalés de Naciones Unidas. También se ha señalado la responsabilidad de la MINUSTAH y del gobierno haitiano en la realización de las elecciones del 28 de noviembre, que estuvieron marcadas por diferentes irregularidades como un fuerte ausentismo (en el contexto de las consecuencias del terremoto y de la epidemia de cólera), fraude, y la acción represiva de los militares, que dejó un muerto más y numerosos heridos en la represión. Según denuncian los movimientos sociales haitianos, las empresas transnacionales de Francia, Canadá y Estados Unidos, entre otros países, han desatado una pugna indecente para administrar los recursos económicos destinados a la reconstrucción de Haití. Uno de los casos más paradigmáticos ha sido la polémica donación de la estadounidense Monsanto de 475 toneladas de semillas transgénicas, que desató una ola de protestas por parte del movimiento campesino, que señala que éstos son mecanismos para aumentar los niveles de dependencia de la agricultura haitiana, frente al agronegocio transnacional. Todas Las acciones de la MINUSTAH, parecen o están dirigidas a reprimir a todas las formas de organización del pueblo haitiano, facilitando además la depredación, el saqueo y la criminalización de los movimientos sociales capaces de encaminar soluciones autogestionadas. Los movimientos sociales del ALBA –capítulo Argentina-, demandamos al gobierno argentino que se retiren las tropas de intervención de la MINUSTAH. No hay ninguna razón para que militares argentinos permanezcan en el marco de una Misión que ha violado los derechos humanos, y el derecho fundamental a la autodeterminación del pueblo haitiano. Exigimos que se anule la deuda externa de Haití. Exigimos que se realice una auténtica solidaridad con el pueblo haitiano, y no con las élites, colaborando con las misiones específicas que realiza el gobierno cubano, el gobierno de Venezuela, y con la participacion de las organizaciones populares en la toma de desicion sobre las maneras y los criterios para la reconstrucción de Haití.

A un año del terremoto:

¡Fuera las tropas invasoras de Haití!

ARTICULACION CONTINENTAL DE MOVIMIENTOS SOCIALES HACIA EL ALBA - CAPITULO ARGENTINA: Central de trabajadores de la Argentina (CTA); Frente Popular Darío Santillán (FPDS); Movimiento Nacional Campesino e Indígena (MNCI); Juventud Rebelde 20 de Diciembre; Pañuelos en Rebeldía; Grupo de Estudios de América Latina (GEAL).

3. Video en solidaridad con Haití de la Articulación Continental de Movimientos hacia el Alba – Capítulo Argentina

Para mirar el video hace click acá


3. Haití no anda solo

ARTICULACIÓN Continental de los Movimientos Sociales hacia el ALBA

Despierta, pueblo mío, y únete, (...)

Despierta, despierta, despierta

Canto surafricano

Las heridas en la tierra haitiana dejaron profundas cicatrices hace exactamente un año. Todavía nos estremecemos por las 250 mil vidas apagadas, por el llanto y la incertidumbre de los sobrevivientes.

Haití nos duele porque es carne de nuestra carne. La furia de la naturaleza puso miles de ojos sobre el pequeño país del Caribe, olvidado en su tragedia cotidiana. Los grandes medios contaron la catástrofe a su modo. Puerto Príncipe devastado, alrededor de 300 mil personas lesionas; Puerto Príncipe revuelto, 1 500 mil haitianos y haitianas sin techo; Puerto Príncipe “incontrolable”.

La presencia militar ya estaba ahí, pero hicieron creer que eran necesarios más soldados y armas para contener las fuerzas de la Madre Tierra y distribuir el poco pan de cada día.

¿La desgracia de un pueblo entero serviría como anillo al dedo a los históricos planes de dominación imperial? Por supuesto. Lamentablemente a eso nos tienen acostumbrados los más poderosos, insensibles e incapaces de responder ante las emergencias de los más pobres.

¿Quién le preguntó al pueblo haitiano si querían tropas uniformadas o alimentos, organización social o represión, una ley de emergencia sin participación popular o soberanía nacional; semillas transgénicas o estrategias sustentables que les permitan romper las dependencias propias del asistencialismo?

¿Quién indemniza al pueblo haitiano por los estragos de una epidemia del cólera importada? ¿Quién les tiende su mano, sin imponer condiciones, sin esperar nada a cambio? Más bien, América Latina, el mundo, están en deuda con Haití. La tarea no es sencilla. Hay que reconstruir la esperanza de quienes perdieron hasta los sueños.

La promesa de otro país ha de salir del esfuerzo y la voluntad de su gente, que no anda sola. A su lado, están sus vecinos caribeños y latinoamericanos, los gobiernos y pueblos del ALBA, que han dado muestras de la cooperación solidaria en cuestiones claves como la salud, la alimentación, la agricultura, entre otras.

No se trata de invertir en Haití, sino de acompañarles en este momento crucial para el resurgir de esa nación, aquejada por los efectos del cambio climático, la militarización, la violencia, la exclusión política y social, la desnacionalización y una añeja crisis económica que le ubica como el país más pobre del continente.

Los movimientos sociales de toda América, articulados en el proceso de construcción del ALBA, alzamos como una bandera para nuestro despertar colectivo “la lucha contra la militarización, las bases militares, la criminalización de la protesta social y las agresiones del imperio; la batalla contra las trasnacionales, las privatizaciones y la desnacionalización; la crisis climática y los derechos de la Madre Tierra, de los pueblos originarios y por el bien vivir; así como la solidaridad internacional.”

Pareciera que se habla de Haití y sus urgencias en cada uno de estos ejes, por eso no ha dejado de ser una prioridad en nuestra lucha solidaria y lo seguirá siendo mientras el pueblo haitiano lo necesite.

Empezamos el 2010 conmovidos por los intensos terremotos, pero no nos paralizamos a contemplar el desastre. Llegamos al 2011 con la certeza de que en enero pasado, la tierra no se tragó la injusticia, la angustia, las falsas ayudas, las verdades a medias, los silencios mediáticos que ocultan obviedades, el último adiós a las armas... Pero lo que tampoco pudieron los temblores de tierra, fue llevarse la esperanza, la vida, las ganas de hacer realidad la Patria grande. A ellas les apostamos, por ellas seguiremos esta lucha común. ¡Juntos y juntas lo lograremos!

¡Que Viva Haití¡

“La unidad e integración de Nuestra América, está en nuestro horizonte y es nuestro camino.”


4. No desaproveches el verano, la Casa Popular no se toma vacaciones, anotate YA!!




5. Fuimos Muy Ingenuos (FMI) el programa de radio de la Juventud Rebelde 20/12

FMI – Miércoles 17hs por FM La Tribu 88.7

Todos los miércoles a las 17hs por FM La Tribu – 88.7 escucha Fuimos Muy Ingenuos, el programa de radio de la Juventud Rebelde “20 de Diciembre”. También lo podes escuchar por Internet en www.fmlatribu.com

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