¡Que vivan los estudiantes!

Proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección”

Manifiesto Liminar, Córdoba, 1918


Hace años que la movilización estudiantil no era tapa de los diarios ni tema de debate público. Hace años que los estudiantes secundarios no lograban que un Ministro los recibiera y que se pusiera en discusión el estado de los colegios de la Ciudad. Hace años que Facultades de la UBA no coordinaban de una forma tan masiva un plan de lucha que pusiera sobre la mesa las distintas problemáticas de la Universidad Pública. Hace años que en las calles no confluían los estudiantes terciarios, secundarios, universitarios, artísticos y técnicos de manera tan contundente.


Casualmente, hace años también, que ni los políticos ni los grandes medios de comunicación se dignan a mencionar la profunda crisis educativa que atravesamos en todos los niveles. La conclusión es evidente: los estudiantes y docentes movilizados somos los únicos capaces de defender la educación pública y gratuita, frente a la desidia de las autoridades nacionales, locales y universitarias que cínicamente hoy cuestionan las tomas y la organización de nuestros centros y federaciones.


Las estudiantes secundarios de Capital fuimos los que encendimos la chispa, y cansados del “ninguneo” macrista, tomamos los colegios y pusimos sobre la mesa la crisis edilicia y las viandas en mal estado. La respuesta de Macri mostró de movida que no hay casualidades, y que su política educativa es sólo una parte de un modelo de gestión anclado en lo peor del neoliberalismo. Igual que persigue y estigmatiza a los pobres, a los sin techo, a los vendedores ambulantes y a los laburantes en general, salió a pedir “listas negras” y a denunciar la “manipulación política” de nuestro reclamo. Así y todo, y con la solidaridad de muchos sectores, derrotamos la persecución macrista y por primera vez fuimos atendidos por un Ministro de la Ciudad.


En la UBA empezamos con Sociales y el eternamente postergado reclamo por el edificio único, a lo que se suma, entre otros, el reclamo de becas para que los estudiantes puedan costear apuntes y alimentación. En Filosofía y Letras también vamos por el reclamo edilicio, para que el nuevo edificio no sea sólo para posgrados y los institutos de investigación. Y se sumaron FADU, Ingenieria y Cs. Exactas, cada una con sus reivindicaciones, pero enmarcadas en la lucha contra un modelo educativo que promueve la afixia presupuestaria (y por lo tanto el autofinanciamiento), la injerencia del capital privado, la limitación de la autonomía y eliminación de todo pensamiento crítico.


Así, llegamos a la situación actual: más de 25 colegios tomados y la posibilidad de que esta cantidad se multiplique para la semana que viene; la mitad de las facultades de la UBA en conflicto, con tomas muy masivas en Sociales y Filo; el IUNA también tomado y una creciente activiación de los terciarios; y por lo tanto, la potencialidad de que la lucha educativa se extienda a nivel nacional.


Una juventud que se organiza y hace política


Nuestra lucha ha puesto sobre la mesa un amplio debate sobre la política y la juventud. Cuando los estudiantes secundarios tomamos los colegios la respuesta del PRO y muchos medios de comunicación no se hizo esperar: “están polítizados”, “es una manipulación política”. El intento de deslegitimar nuestros reclamos fue desmontado rápidamente por el estado de evidente deterioro de nuestros edificios, problemática central que llevó a la movilización de miles de compañeros y compañeras. Pero también defendimos nuestro derecho a “hacer política”, a hacer “nuestra” política en defensa de la educación pública, contra la suya de desfinanciamiento y destrucción. Polítizados y organizados sí, manipulados no. Somos nosotros los que democráticamente tomamos las decisiones y a diferencia de ellos, que responden a intereses económicos muy claro, nosotros sólo respondemos al derecho a una educación digna para todos y todas


Mientras el problema lo tuvo Macri, el Gobierno Nacional se hizo un festín con la crisis ajena y se dió el lujo de “apoyar” retóricamente la toma de colegios. Pero la cara de Cristina cambio rápido de expresión, cuando se tomaron las facultades y se empezó a plantear que la crisis educativa existía en todos los niveles, y tenía un responsable central en la Casa Rosada. A partir de ahí se expandió un raro síndrome de “disociación espacio-temporal” que, por ejemplo, afectó severamente a los decanos de Sociales y Filo (Sergio Caletti y Héctor Trinchero). Así, las tomas de secundarios tienen gran legitimidad y merecen todo el apoyo, en cambio, cuando toman “mi” facultad, se trata seguramante de grupos altamente politizados que buscan manipular, y más aún, inventar directamente, un conflicto sin razón alguna. De la mismo manera, hablaré emocionado de mi miltancia en los setenta y de la Noche de los Lápices, “esos sí que tenían ideales”, no como los que ahora toman “mi” facultad, que esconden en realidad mezquinos intereses partidistas.


La extensión de este síndrome es “síntoma” en realidad de un dato real y muy esperanzador: efectivamente empieza a surgir una nueva juventud, hija en cierta medida de lo que dejó el 2001, que se organiza, lucha y hace política. La Mella y Lobo Suelto somos parte de esa juventud que busca nuevas formas de organización, que quiere renovar la práctica y la cultura militante, que no se resigna a que desde ideologías de izquierda se reproduzcan los modelos tradicionales que nos alejaron a los jóvenes de la política.


Todos/as a la marcha del 16, todos/as con el “estudiantazo”


Cuando el movimiento estudiantil sale a la calle y se pone de pie, tiemblan las viejas estructuras, los defensores de lo arcaico, los defensores del poder y del dinero. Porque desde 1918 en Córdoba, hasta los “pingüinos” chilenos; desde la Cuba de los años 20 hasta el Mayo Francés y el Cordobazo; desde las luchas setentistas hasta la resistencia al neoliberalismo en los 90; las luchas en nuestro país y en nuestros continente, no pueden pensarse al margen del movimiento estudiantil. Es que los estudiantes allí estamos, como parte de una juventud que se planta, que elige no transar con la resignación. Acá estamos los estudiantes, la juventud, que nos animamos a pensar en una realidad mejor. Y eso incomoda a los poderosos, a los Macri, a los Kirchner, a los Hallú y los Bullrich.


Por todo eso y mucho más, creemos que es fundamental seguir profundizando y masificando este estudiantazo, llenando las tomas de contenido, de clases públicas y actividades, movilizándonos en las calles en unidad y ampliando la lucha a todos los sectores educativos. Estamos convencidos que, como la historia demuestra, es mediante la participación y la construcción desde abajo de un movimiento estudiantil democrático y combativo, que conseguiremos nuestras reivindicaciones. Por eso tenemos que cuidar nuestros espacios de base, las asambleas, las comisiones, el debate en los cursos, y evitar las divisiones y las “aparateadas” que alejan a los cumpas de la lucha.


Vamos todos y todas a la marcha del 16 de septiembre, a 34 de “La Noche de los Lápices”, vamos por el aumento del presupuesto educativo, por los planes de obra que necesitamos los secundarios, por los edificios y obras que necesitamos en Sociales y Filo, por los docentes despedidos de FADU, contra la CONEAU y la LES, y todas las reivindicaciones docentes, no docentes y estudiantiles. Vamos por una educación pública, crítica, popular y de calidad.

Hacia allá vamos.


¡Que vivan los estudiantes!


Marcha nacional por la educación pública.

Jueves 16 de Septiembre, 18 hs, de Congreso a Plaza de Mayo


  • Aumento de presupuesto

  • Derogación de las leyes antieducativas

  • Reapertura de las paritarias

  • Cierre de las causas y cese de la persecusión a estudiantes y docentes



Corriente Julio Antonio Mella – Nueva Presidencia FUBA.

www.lamella.com.ar


Organización Estudiantil Lobo Suelto

www.loboesta.wordpress.com